Es la alternativa clásica. Está fabricado con arcilla y esmaltado para crear una superficie sólida, resistente y duradera.
Es resistente a los arañazos, manchas y altas temperaturas, lo que lo hace ideal para un uso diario. Además, su superficie es suave y no porosa, lo que dificulta la acumulación de suciedad y bacterias.
Además, es fácil de limpiar y mantener, ya que solo se necesita un limpiador suave y agua para mantenerlo en buen estado.
Por otro lado, el plato de ducha de cerámica puede ser más pesado que otras opciones como el acrílico, lo que puede hacer que su instalación sea más difícil. Además, su precio puede ser más alto que otras opciones.
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